Verónica: reseña de la peli

tumblr_ozq6c6ylv11vukkv8o1_1280En 2017 vi en el cine Verónica, una película de Paco Plaza, uno de los dos directores de ese éxito de taquilla y para la crítica que fue REC (2007). [En España la peli se puede ver hasta el 8 de junio en la sección Somos Cine de RTVE] ¿Y qué es Verónica? Es una de esas películas de terror que supuestamente se basa en hechos reales como El exorcismo de Emily Rose (2005) y varias otras antes y después de esta (The Blair Witch Project de 1999 también decía lo mismo). Y este es probablemente uno de los mayores problemas de Verónica, uno de varios… bueno, hablemos un poco de la peli.

La historia comienza en julio de 1991 con una llamada a la policía por la cual un inspector y un par de agentes llegan a un piso en Madrid completamente devastado. Antes de que podamos entender lo que pasó, vamos tres días atrás para ver lo que condujo a la situación en el piso. Entonces seguimos a la joven Verónica (una Sandra Escacena en su primera experiencia como actriz), una adolescente sin padre que cuida a sus dos hermanas menores y a su hermano de seis años mientras la madre estresada trabaja todo el día en un bar no muy lejos de casa.

Verónica tiene la brillante idea de usar una ouija con un par de compañeras de clase durante un eclipse total de sol durante la cual pasan cosas raras (¡paranormales!). El resultado es que ella pierde el conocimiento y, a partir de entonces, parece como si un espíritu maligno la acompañara y hiciera cosas en su casa, principalmente hiriendo a sus hermanos en lo que parecen ser accidentes domésticos. Incluso en algunas escenas vemos una especie de sombra, y en algunos casos un verdadero humanoide oscuro, que se mueve por la casa haciendo daños. Esto se intensifica hasta una segunda sesión con la ouija, esta vez con las dos hermanas pequeñas, para tratar de alejar al espíritu maligno, justo antes de la llamada a la policía del principio de la peli.

¿Y por qué no me ha gustado mucho Verónica? Por diferentes razones. En primer lugar, si bien la pobre Escacena trabaja bastante bien, los demás niños no lo hacen en absoluto, y después de un tiempo la cosa se nota. En segundo lugar, la película casi nunca logra crear una tensión real, imperdonable para una película de terror de este tipo. En tercer lugar, a veces hay caídas de estilo bastante significativas en cuanto a fotografía y escenografías (especialmente en algunas escenas en interiores). Y cuarto, y más importante que todo lo demás, en una película basada en hechos reales se pueden mostrar cosas surrealistas y fantásticas a través de los ojos de los protagonistas de la historia (que están conmovidos, emocionados y, por lo tanto, no están lúcidos), pero no a través de ¡los ojos de testigos objetivos (en este caso, el inspector de policía)!

Me explico. Me habría parecido genial si la peli hubiera contado la historia de la pobre Verónica que, influenciada por la sesión de ouija y estresada por su situación familiar, empieza a interpretar el papel de un espíritu maligno que viene a lastimar a sus hermanos descendiendo en una espiral de locura y violencia hasta un final nefasto. En una peli así puede que haya monstruos y episodios paranormales porque se entiende que todo pasa por el filtro de la mente enferma de la protagonista, pero en realidad es ella misma la responsable de todo (¡lo que ella misma comprende justo antes del final!). Eso es lo que ha hecho Guillermo Del Toro con El labirinto del fauno (2006): vemos a todos los seres fantásticos a través de los ojos de la niña, nunca a través de los de los adultos, y ¡es por eso qué la película funciona en ambos planes, el real y el fantástico!

Pero si se ven cosas irreales e increíbles a través de los ojos del inspector de policía, ¡toda la historia pierde su fuerza, lo de los “hechos reales” no funciona! El final destroza toda la historia porque hay que creer que existen los espíritus que hacen que la gente levite y creer en las monjas ciegas que dicen que ven monstruos y que prueban exorcismos ineficaces, a pesar de que durante casi toda la película los episodios sean interpretables como accidentes domésticos causados ​​por personas normales! La película podría haber funcionado, pero así no, o por lo menos no ha funcionado para mí.

Por cierto, al leer sobre el caso que inspiró al director (“expediente Vallecas“, para los más curiosos), es fácil ver cómo una explicación alternativa a los espíritus malignos se podía encontrar en los problemas psicológicos de la madre (según el informe de uno psicólogo que trabajó en el caso) y en posibles problemas epilépticos de Verónica. ¿Demasiado sencillo? Pero justo allí se necesitaba la capacidad del director para presentar una historia simple usando los dos planes narrativos de realidad y fantástico, como lo hizo Del Toro mencionado antes (o Bayona en Un monstruo viene un verme, 2016). Pero Paco Plaza con esta Verónica no convence en absoluto.

No todo es malo en la peli, naturalmente. La música es muy buena, tanto en el uso de Héroes del Silencio de los que Verónica es apasionada, como en las partes de la banda sonora original. Hay un homenaje a la obra maestra de Narciso Ibáñez Serrador ¿Quién puede matar a un niño? (1976). Hay algunos buenos raccords, es decir, transiciones en las que el final de una escena se combina con el comienzo de la siguiente tanto en continuidad como en contraste (como el grito escuchado por el inspector de policía que sigue con la boca de Verónica bostezando: ¡es un match cut usado también por Spielberg en 1997 en The Lost World con el bostezo de Jeff Goldblum!). Bueno, ¡qué lástima, me esperaba algo mejor! Ciao!


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