Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam, dijo en un concierto hace unos años que la cosa mejor de los pueblos pequeños es que te dan ganas de irte. Como yo también nací en un pueblo de menos de 40 mil habitantes y me fui cuando tenía 18 años, no puedo evitar reconocerme en esa frase. Y quizás sea por eso mismo que me gustó tanto la película a la que está dedicado este post.
El ciudadano ilustre es una película argentina de 2016 dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn. Al ver el tráiler me entraron ganas de verla, pero me la perdí en el cine. Gracias a la página Somos cine de RTVE durante la cuarentena por la pandemia de Covid-19 finalmente logré recuperarla.
La película se abre con un discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura hecho por el protagonista Daniel Mantovani (Oscar Martínez). El discurso es amargo, prácticamente él admite que ha llegado al final de su carrera porque sus obras gustan a académicos, jurados cultos y reyes, y por lo tanto ya no puede ser tan disruptivo como debería ser el arte. Cinco años después, Daniel sigue siendo muy popular y buscado por todos, pero no quiere ver a nadie, es una persona introvertida, infeliz y amargada por la vida. Sin embargo, acepta una invitación para regresar a su ciudad natal, Salas, a más de 700 km de Buenos Aires, donde no ha estado en los últimos 40 años a pesar de que es de allí que vienen todas las historias de sus libros.
La película está dividida en capítulos, como si fuera un libro del propio Mantovani. El primero es la invitación, el segundo simplemente se titula Salas. Esta parte de la llegada al pueblo me recordó inmediatamente a Berlinguer ti voglio bene (1977): Salas es un lugar pobre, lleno de gente humilde que organiza una gran fiesta que a los ojos del famoso escritor (y de nosotros espectadores) solo puede parecer ridícula, patética, como la fiesta del pueblo en la película de Giuseppe Bertolucci protagonizada por Roberto Benigni. En la película argentina vemos a la reina de belleza gordita (Pilar Dutari), al alcalde también con sobrepeso y que quiere utilizar a Mantovani para su éxito personal (Manuel Vicente), al conductor despistado (Julián Larquer Tellarini) con un coche malísimo, a la chica joven enamorada de la persona famosa (Belén Chavanne)…
Pero lo que al principio puede parecer casi una comedia adquiere rápidamente tonos cada vez más dramáticos. ¡Mantovani había dejado ese lugar por muchas razones! Regresar allí solo agudiza sus sentimientos sobre sus orígenes y los conflictos con las personas que conocía no tardan en llegar… Particularmente intenso es, por ejemplo, el encuentro con su viejo amigo Antonio (Dady Brieva) y su esposa Irene (Andrea Frigerio). En general, son muchos los que no aprecian al famoso escritor, cosa desde cierto punto de vista comprensible por una mezcla de celos y sensación de haber sido utilizados en sus novelas. Manuel Puig también vivió algo así por su libro Boquitas pintadas.
Pero no quiero estropear la visión de la película con spoilers, ya que El ciudadano ilustre merece ser vista. La película funciona tanto por como muestra la provincia argentina (pero podría ser de cualquier nación, he reconocido en las pelis personas que viven en mi propio pueblo italiano, desde el alcalde hasta el artista que se cree muy bueno), como por la espléndida evolución del protagonista que tendrá que llegar al fondo de su paciencia y su resistencia para volver a ser lo que fue y darse cuenta de que el mundo no es solo lo que él ve desde su posición privilegiada de rico escritor.
El ciudadano ilustre también funciona porque la figura del exitoso escritor latinoamericano que deja su continente para vivir en Europa recuerda a los varios Borges, Benedetti y muchos otros que efectivamente vivieron así sus vidas. La película no juzga este comportamiento, pero presenta aspectos interesantes que hacen pensar. Por ejemplo, es simbólico que en cuanto llegue cerca de Salas, Mantovani tenga que quemar sus libros para no sufrir el frío, así como es interesante que a pesar de haber escapado físicamente de Salas toda su vida, en realidad él no haya hecho más que escribir sobre ese mismo pueblo en todas sus novelas.
En definitiva, esta es una película realmente bien hecha y bien escrita, con una cámara de mano que sigue siempre al protagonista, nos hace comprender su psicología y pensamientos y nos hace simpatizar con él aunque no sea un hombre sencillo ni particularmente benévolo. Entendemos su filosofía de vida, descubrimos sus traumas, y observamos su evolución debido a la aparentemente simple decisión de regresar a su país de origen después de muchos años de ausencia, decisión que lo llevó al éxito internacional pero que no le dio la felicidad. La recomiendo sin duda, ciao!
Enlaces adicionales:
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